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Marco Teórico
El rendimiento académico en los distintos niveles de la enseñanza obedece a múltiples factores; no obstante y pese a las diversas investigaciones sobre el tema, se mantienen las incógnitas y dificultades con las que se encuentran el sistema educativo en general, y los educadores en particular, a la hora de erradicar el alto índice de fracaso escolar que se da entre los alumnos de enseñanzas medias.
El presente trabajo aborda varios conceptos y temáticas principales con profundidad de las distintas variables que intervienen en el rendimiento académico escolar de dicho nivel educativo, proponiendo soluciones o alternativas de intervención escolar que redunden en una disminución del fracaso académico y que esto logre mejores resultados favorables en los alumnos y la educación que reciben. Los motivos relevantes por las que han impulsado a este trabajo son en especial el requisito de una materia METODOS DE INVESTIGACION CUANTITATIVA y son fundamentalmente las derivadas notas reprobatorias en las calificaciones de los estudiantes, así como la necesidad de establecer objetivos, métodos, estrategias y técnicas que respondan al reto de reducir las altas tasas de fracaso escolar y abandono que se dan en esta etapa. Lo general de la investigación resumiendo por puntos los objetivos más importantes y significantes de varios libros, revistas y sitios de internet confiables son:
Por último, cabe recalcar que con esta investigación no se pretende abordar toda la problemática del rendimiento académico escolar. Se intenta ofrecer información sobre ciertas variables significativas, por lo que se han seleccionado algunas de las consideradas más relevantes y por medio de estrategias disminuir el fracaso y aumentar el rendimiento de los estudiantes.
Concepto de Rendimiento Académico Se entiende por rendimiento académico es la capacidad que tiene una persona de mostrarse ante los estudios sus conocimientos previos y significativos que le permitan ponerlos en práctica. Algo así como las competencias, El rendimiento académico es lo que permitirá progresar en todos los ámbitos educativos. Con el fin de definir el rendimiento escolar, hemos pensado que sería adecuado consultar el Diccionario de la Real Academia Española, Dicho diccionario, en su vigésima primera edición (1992), nos dice que rendimiento es el producto o utilidad que rinde o da una persona o cosa; de igual forma, en otra de las acepciones nos dice que rendimiento es la proporción entre el producto o el resultado obtenido y los medios utilizados. Por su parte académico dijese de algunas cosas relativas a los centros oficiales de enseñanza. Para explicar el rendimiento de un alumno es imprescindible, pues, tener en cuenta tanto las capacidades reales como las creencias personales sobre las propias capacidades para realizar tareas escolares. El rendimiento del estudiante no depende tanto de la capacidad real como de la capacidad creída o percibida Como señala Bandura (1987), existe una notable diferencia entre poseer una capacidad y saber utilizar en situaciones diversas. Lo que quiere decir esto es que no importa que tan inteligente seas, si no sabes utilizar tus conocimientos y ponerlos en práctica no tendrás un buen rendimiento escolar. Antecedentes de los métodos de evaluación del rendimiento académico escolar (calificaciones) Hoy por hoy las investigaciones, las investigaciones y estudios sobre el rendimiento académico apuntan cada vez más hacia posturas integradoras o eclécticas, que tratan de evitar él apoya incondicional a una determinada variable y el olvido de otras dimensiones relevantes. No obstante, hay autores que se han centrado en la vinculación entre rendimiento y aprovechamiento escolar. Para Pacheco (1970), el aprovechamiento escolar seria el aspecto cuantitativo del rendimiento que el trabajo escolar produce. En cuanto a la relación existente entre el rendimiento y aprendizaje, podemos señalar a García Hoz (1953), que afirma por los resultados de unos exámenes, parciales, o finales se advierten fácilmente los conocimientos adquiridos por el sujeto y la manera de aplicarlos convenientemente a situaciones reales que se le presenten; se puede observar de la misma, manera el habito adquirido de estudio, de observación, de razonamiento, etc. Tratando de superar la naturaleza multidimensional de concepto, muchos autores han elaborado definiciones más operativas acerca del rendimiento académico. Gimeno (1976) considera el rendimiento académico como lo que los alumnos obtienen en un determinado curso, tal y como se refleja en las notas o calificaciones escolar. En esta misma línea, existe una tendencia generalizada en los últimos años a considerar las calificaciones escolares como indicadores del rendimiento. Así Bregelmann (1975) dice ´´se puede comprobar fácilmente la variabilidad en el rendimiento académico con ayuda de las notas escolares obtenidas por los alumnos´´. Las calificaciones escolares son el resultado de evaluaciones periódicas que los profesores van realizando a sus alumnos a lo largo del curso escolar, y constituyen el criterio social y legal del rendimiento de un estudiante en el contexto de las instituciones escolar. No obstante, debe señalarse, tal y como india Álvaro et al. (1990), que las calificaciones escolares tienen un valor relativo como medida del rendimiento, pues no hay un criterio estandarizado para todos los centros, para todas las asignaturas, para todos los cursos y para todos los profesores. En este sentido Rodríguez y Gallego (1992) recogen y comparan los análisis efectuados por Gómez (1982) y Blázquez (1988) en las comunidades de valencia y Extremadura, con alumnos de bachillerato, y con la pretensión de describir los usos evaluadores de los profesores a la luz los resultados de ambas investigaciones, se pone manifiesto la alta discrepancia existente entre colectivos de profesores a la hora de evaluar. Las calificaciones obtenidas no parece que respondan a un patrón común. Otros estudios en la misma dirección, han llegado a resultados similares que parecen apuntar a que existe una gran variabilidad de criterios a la hora de establecer calificaciones escolares, lo que supone una relativización de este método como medida del rendimiento académico. Entre los distintos factores que están afectando a la exactitud y objetividad de las calificaciones, se puede mencionar el efecto Pigmalión que hace referencia al proceso por el cual la valoración positiva o negativa que previamente el profesor tenga sobre el alumno, va a incidir en la nota escolar que dicho alumno obtenga. Ahora bien, al centrarnos en el estudio de las calificaciones escolares, necesariamente debemos prestar atención a los medios utilizados para la obtención de dichas calificaciones; y aunque sea de un modo global, debemos reflexionar sobre los exámenes y sobre las llamadas pruebas objetivas, en la línea de Pérez (1978). Tradicionalmente los exámenes han tenido importancia no solo por suponer un control de conocimientos del alumno, sino también porque a través de ellos el profesor se responsabiliza con las familias y con el estado. En cualquier caso el tema de los exámenes es un asunto complejo, que han levantado la polémica y ha suscitado posturas diferentes que se pueden agrupar en los que destacan los aspectos positivos, y en los que resaltan fundamentalmente los inconvenientes. Entre los aspectos positivos de los exámenes se podría citar el que nos permiten familiarizarnos con la superación de dificultades; de igual modo, ayudan a los estudiantes a organizar y estructurar contenidos a sintetizar, así como a comunicar información por escrito. En lo que se refiere a los inconvenientes que se señalan con más referencia, estaría el hecho de que normalmente el alumno debe abstenerse de expresar el punto de vista propio, en favor de la opinión del profesor. Otro de los aspectos negativos de los exámenes es que suelen generar ansiedad y estrés. Muchas veces los exámenes no son suficientemente representativos de la materia. Además, nos encontramos con la dificultad de corregir con objetividad estos exámenes, lo que da lugar, como ya hemos viso, a una gran variabilidad de criterios a la hora de establecer las calificaciones. Por todas estas razones no parece aconsejable utilizar los exámenes tradicionales como única forma de evaluar. En este sentido y como alternativa a este tipo de exámenes, nos encontramos con las llamadas pruebas objetivas, en las que, como su nombre indica, se puede calificar de forma correcta sin depender del juicio o punto de vista subjetivo del profesor o examinador. Así pues, entre las ventajas de las pruebas objetivas, como medidas del rendimiento, tendríamos un mayor grado de objetividad, por cuanto las respuestas cortas y precisas, sin la influencia subjetiva del profesor. Estas pruebas se caracterizan también por tener una alta consistencia o fiabilidad, pues las contestaciones de los estudiantes tienden a ser las mismas cuando se les somete a la misma prueba en ocasiones diferentes. Igualmente, estas pruebas poseen un alto grado de validez, pues cumplen los fines para los que fueron elaboradas. Por último, debemos destacar como otra de las ventajas de las pruebas objetivas el que permiten al profesor realizar una exploración más exhaustiva de los conocimientos del alumno en un tiempo relativamente breve en cuanto a las limitaciones de este tipo de pruebas, nos encontramos con que son poco adecuadas para evaluar ciertos aspectos del lenguaje escrito, como la organización y sistematización de la materia objeto de examen. El factor azar puede tener bastante importancia sobre todo en pruebas de verdadero-falso. Igualmente, requieren gran dificultad en su elaboración para que la prueba posea unos niveles aceptables en cuanto a fiabilidad y validez. Por tanto, a la hora de evaluar, resulta conveniente utilizar tanto las pruebas objetivas como los exámenes tradicionales, ya que ofrecen información complementaria sobre los alumnos. Indudablemente, no nos olvidamos de otras formas de evaluación, tales como los exámenes orales, los trabajos, las intervenciones en clase, las entrevistas, etc.; lo que ocurre, es que hemos tratado de centrarnos fundamentalmente en el tipo de pruebas consideradas como paradigmáticas, En cualquier caso, somos conscientes y partidarios de que el profesor disponga de una información lo más completa posible sobre el alumno, que le permitirá establecer con la máxima objetividad y rigor las calificaciones de los estudiantes. Papeles destacables que influyen en el rendimiento académico: 1- El profesorado, La importancia del profesor en todo el proceso educativo ha hecho innegable que en la actualidad nadie cuestiona. Es evidente, si n embargo, que el papel que los docentes han juzgado en la sociedad no ha sido siempre el mismo, como tampoco ha sido siempre igual la imagen que ha tenido de los enseñantes. Puede incluso afirmarse, que ni siquiera la propia percepción que los profesores tienen de sí mismos en cuanto a grupo profesional, se han mantenido estable a lo largo del tiempo. Desde luego, existen amplias diferencias entre los profesores de enseñanza primaria, enseñanzas medias y enseñanza universitarios. Guerrero (1993), en un artículo titulado sociología del profesorado, afirmaba que uno de los problemas con que se enfrenta en la actualidad el profesorado de enseñanzas primeria y media es el de la merma del prestigio social. El profesor no es un mero profesional que se limita a cumplir rutinariamente con los objetivos que tiene plateados. Su labor debe trascender, y además de docente tiene que ser orientador y amigo del alumno, tratando de ayudarle en todo lo que pueda. Señala Alañon (1990), que dedicarse a la enseñanza requiere una buena dosis de vocación. Al mismo tiempo, para esta autora es imprescindible que el profesor posea:
El papel del maestro interviene mucho en el rendimiento del alumno ya que si el maestro es estricto, tradicionalista y no está bien actualizado, no dejara un aprendizaje significativo.
2- El alumnado, Como señala De la Fuente (1993), tradicionalmente se ha venido considerando a los alumnos de enseñanza secundaria como los elegidos, frente a aquellos que solo realizan estudios primarios. Se parte del supuesto de que la mayoría va estar en mejores condiciones para acceder a un puesto de trabajo con posibilidad de cierta estabilidad y promoción. El alumno es el responsable fundamentalmente de sus estudios así mismo como los va asimilar de manera cognitiva, que quiere decir esto, no importa que tan buena educación de calidad reciba el alumno, si este no sabe cómo asimilar los contenidos o conceptos, es como si no hubiera aprendido nada y como se mencionó anteriormente lo de los exámenes y pruebas, es por eso que muchos fracasan en la escuela, ya que no es la importancia de que tan buena educación reciba el estudiante si no que tanta información puede asimilar el alumno y como lo hará, ya que hay dos formas, auditiva, visual, o de esta manera el alumno tendrá un mejor rendimiento en la escuela, aprendiendo a aprender. Factores determinantes del rendimiento académico Es un hecho relevante el que existen amplias diferencias individuales en rendimiento académico; lo cual es especialmente importante si tenemos en cuenta que la educación, además de ser un bien por sí misma, está íntimamente vinculada con el acceso a la igualdad de oportunidades sociales. Dada la percusión del tema, se ha realizado numerosos estudios e investigaciones encaminados a establecer las causas de las diferencias en rendimiento escolar. Tradicionalmente, a la hora de determinar el origen de las características de los seres humanos, había dos posturas radicalizadas que responsabilizan o bien a la herencia o bien al medio ambiente. Hoy por hoy, estas posturas tan extremas carecen de fundamento, y lo más aceptado en la actualidad es que el individuo humano es fruto de las interacciones de factores tanto genéticos como ambientales. Lo que ya no resulta tan fácil es discernir cual es la influencia específica y concreta de la herencia y del entorno sobre la variabilidad humana en aspectos tales como el rendimiento académico. Aunque, tal y como indica Tyler (1984), el conocimiento más útil que se puede tener sobre un determinado rasgo psicológico no es el saber la contribución relativa de la herencia o el medio en su formación, sino conocer lo susceptible que dicho rasgo es el cambio y bajo que circunstancias cabe esperar que sus nutaciones se produzcan. Es de sobra conocido a este respecto, la capacidad de aprendizaje de los seres humanos y los cambios que ello reporta en la conducta. Siguiendo a Añalon (1990), la administración educativa, la institución escolar, el profesor los padres y el alumno han sido en unos casos protagonistas y en otros receptores de una serie de transformaciones educativas que han cambiado sustancialmente el panorama educativo español con sus ventajas e inconvenientes. En efecto, resulta apropiado mencionar a estos colectivos por cuanto son los verdaderos implicados en el rendimiento académico, aunque suele ocurrir que se olviden todos ellos, para centrarse plenamente en el alumno, pues los cambios y transformaciones en educación se suelen valorar en la última instancia a través de los efectos que producen en los estudiantes. Normalmente se somete a examen al alumno, y si no resulta todo lo bueno habia esperar, de lo que se habla es de fracaso escolar; aunque, si los resultados son positivos tampoco había de éxito de los escolares sino más bien de éxito del sistema educativo. Es importante hacer estas menciones ya que primeramente para no olvidar la manida polémica herencia-entorno, sobre los orígenes de las características de los seres humanos, y en segundo lugar para no perder de vista que cuando hablamos de rendimiento académico, normalmente nos estamos refiriendo exclusivamente a los resultados obtenidos por los alumnos ante unos determinados exámenes, sin tener en cuenta que los implicados en el rendimiento son muchos agentes. Variables relacionadas con el Rendimiento Académico Probablemente una de las dimensiones más importantes en el proceso de enseñanza aprendizaje lo constituye el rendimiento académico del alumno. Cuando se trata de evaluar el rendimiento académico y cómo mejorarlo, se analizan en mayor o menor grado los factores que pueden influir en él, generalmente se consideran, entre otros, factores socioeconómicos, la amplitud de los programas de estudio, las metodologías de enseñanza utilizadas, la dificultad de emplear una enseñanza personalizada, los conceptos previos que tienen los alumnos, así como el nivel de pensamiento formal de los mismos (Benítez, Giménez y Osicka, 2000), sin embargo, Jiménez (2000) refiere que “se puede tener una buena capacidad intelectual y una buenas aptitudes y sin embargo no estar obteniendo un rendimiento adecuado ”, ante la disyuntiva y con la perspectiva de que el rendimiento académico es un fenómeno multifactorial es como iniciamos su abordaje. La complejidad del rendimiento académico inicia desde su conceptualización, en ocasiones se le denomina como aptitud escolar, desempeño académico o rendimiento escolar, pero generalmente las diferencias de concepto sólo se explican por cuestiones semánticas, ya que generalmente, en los textos. La vida escolar y la experiencia docente, son utilizadas como sinónimos. Si partimos de la definición de Jiménez (2000) la cual postula que el rendimiento escolar es un “nivel de conocimientos demostrado en un área o materia comparado con la norma de edad y nivel académico”, encontramos que el rendimiento del alumno debería ser entendido a partir de sus procesos de evaluación, sin embargo. La simple medición y/o evaluación de los rendimientos alcanzados por los alumnos no provee por sí misma todas las pautas necesarias para la acción destinada al mejoramiento de la calidad educativa. En el mejor de los casos, si pretendemos conceptualizar el rendimiento académico a partir de su evaluación, es necesario considerar no solamente el desempeño individual del estudiante sino la manera como es influido por el grupo de pares, el aula o el propio contexto educativo. En este sentido Cominetti y Ruiz (1997) en su estudio denominado ` Algunos factores del rendimiento: las expectativas y el género ´ refieren que se necesita conocer qué variables inciden o explican el nivel de distribución de los aprendizajes, los resultados de su investigación plantean que: “las expectativas de familia, docentes y los mismos alumnos con relación a los logros en el aprendizaje reviste especial interés porque pone al descubierto el efecto de un conjunto de prejuicios, actitudes y conductas que pueden resultar beneficiosos o desventajosos en la tarea escolar y sus resultados”, asimismo que: “el rendimiento de los alumnos es mejor, cuando los maestros manifiestan que el nivel de desempeño y de comportamientos escolares del grupo es adecuado ”. Probablemente una de las variables más empleadas o consideradas por los docentes e investigadores para aproximarse al rendimiento académico son: las calificaciones escolares ; razón de ello que existan estudios que pretendan calcular algunos índices de fiabilidad y validez de éste criterio considerado como `predictivo´ del rendimiento académico (no alcanzamos una puesta en común de su definición y sin embargo pretendemos predecirlo), aunque en la realidad del aula, el investigador incipiente podría anticipar sin complicaciones, teóricas o metodológicas, los alcances de predecir la dimensión cualitativa del rendimiento académico a partir de datos cuantitativos. Sin embargo, en su estudio `análisis de las calificaciones escolares como criterio de rendimiento académico´, Cascón (2000) atribuye la importancia del tema a dos razones principales: “1) uno de los problemas sociales, y no sólo académicos, que están ocupando a los responsables políticos, profesionales de la educación, padres y madres de alumnos; y a la ciudadanía, en general, es la consecución de un sistema educativo efectivo y eficaz que proporcione a los alumnos el marco idóneo donde desarrollar sus potencialidades; 2) por otro lado, el indicador del nivel educativo adquirido, en este estado y en la práctica totalidad de los países desarrollados y en vías de desarrollo, ha sido, sigue y probablemente seguirán siendo las calificaciones escolares. A su vez, éstas son reflejo de las evaluaciones y/o exámenes donde el alumno ha de demostrar sus conocimientos sobre las distintas áreas o materias, que el sistema considera necesarias y suficientes para su desarrollo como miembro activo de la sociedad” (Cascón, 2000: 1–11). En contraste, el citado autor, en su estudio denominado ‘predictores del rendimiento académico’ concluye que “el factor psicopedagógico que más peso tiene en la predicción del rendimiento académico es la inteligencia y por tanto, parece razonable hacer uso de instrumentos de inteligencia estandarizados (test) con el propósito de detectar posibles grupos de riesgo de fracaso escolar”. La cantidad de variables se incrementa, la evaluación escolar, las calificaciones del alumno y ahora el factor intelectual. Al mencionar la variable inteligencia en relación al rendimiento académico cabe destacar la investigación reciente de Pizarro y Crespo (2000) sobre inteligencias múltiples y aprendizajes escolares, en donde expresan que “la inteligencia humana no es una realidad fácilmente identificable, es un constructo utilizado para estimar , explicar o evaluar algunas diferencias conductuales entre las personas: éxitos / fracasos académicos, modos de relacionarse con los demás, proyecciones de proyectos de vida, desarrollo de talentos, notas educativas, resultados de test cognitivos, etc. Los científicos, empero, no han podido ponerse muy de acuerdo respecto a qué denominar una conducta inteligente “. Resulta importante considerar otro tipo de variables, al margen de las calificaciones y el nivel de inteligencia de los estudiantes, que aparentemente inciden en el rendimiento académico y que valdría la pena mencionar. En su investigación sobre ‘Los insumos escolares en la educación secundaria y su efecto sobre el rendimiento académico de los estudiantes’, Piñero y Rodríguez (1998) postulan que: “la riqueza del contexto del estudiante (medida como nivel socioeconómico) tiene efectos positivos sobre el rendimiento académico del mismo. Este resultado confirma que la riqueza sociocultural del contexto (correlacionada con el nivel socioeconómico, mas no limitada a él) incide positivamente sobre el desempeño escolar de los estudiantes. Ello recalca la importancia de la responsabilidad compartida entre la familia, la comunidad y la escuela en el proceso educativo”. Un estudio reciente titulado ‘Crosscultural attribution of academic performance: a study among Argentina, Brazil and México’ (Omar y Colbs., 2002) se abordaron la exploración de las causas más comúnmente empleadas por los estudiantes secundarios para explicar su éxito y/o su fracaso escolar. El marco teórico fue provisto por las formulaciones de Weiner y Osgood. La verificación se realizó sobre muestras de estudiantes brasileños (N = 492), argentinos (N = 541) y mexicanos (N = 561); alumnos de los tres últimos años del ciclo secundario de escuelas públicas y privadas. Cada alumno fue seleccionado por sus propios profesores de matemáticas y ciencias sociales en función de su rendimiento escolar. En primer lugar se les solicitó a los alumnos que ordenaran diez causas típicamente adscriptas al rendimiento escolar según la importancia que le atribuían y, posteriormente, que completaran una adaptación del diferencial semántico integrada por tres conceptos-estímulo (dimensiones de estabilidad, controlabilidad y externalidad) y las diez causas específicas. Se verificó que los alumnos de los tres países consideran al esfuerzo, la capacidad para estudiar y la inteligencia como las causas más importantes sobre su rendimiento escolar. En lo referente al significado dimensional de las causas específicas, los resultados obtenidos indican que los alumnos exitosos, tanto argentinos, brasileños como mexicanos, coinciden en percibir al esfuerzo, la inteligencia y la capacidad para estudiar como causas internas y estables, brasileños y mexicanos pero no argentinos, también consideran al estado de ánimo como una causa interna y estable. La dificultad de la prueba, la ayuda de la familia y el juicio de los profesores, fueron evaluadas como causas incontrolables por argentinos y brasileños, aunque no por mexicanos. Frente al fracaso, emergieron esquemas de respuestas singulares. Los hallazgos se discutieron a la luz de los valores socio-culturales y las peculiaridades educacionales de cada país interviniente. Como se puede observar a lo largo de las diferentes investigaciones citadas, el análisis sobre el rendimiento académico muestra una gran diversidad de líneas de estudio, lo que permite no solo comprender su complejidad sino su importancia dentro del acto educativo. Son muchas las variables que influyen el en rendimiento académico, puede ser desde lo económico, hasta los motivos familiares o externos, un ejemplo seria que la persona que tiene bajo rendimiento académico sufra de algún tipo de abuso en la escuela o en el hogar, otro ejemplo con una variable distinta a la de la escuela y hogar es discapacidad cognitiva. La motivación escolar La motivación escolar es un proceso general por el cual se inicia y dirige una conducta hacia el logro de una meta. “Este proceso involucra variables tanto cognitivas como afectivas: cognitivas, en cuanto a habilidades de pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas; afectivas, en tanto comprende elementos como la autovaloración. Ambas variables actúan en interacción a fin de complementarse y hacer eficiente la motivación, proceso que va de la mano de otro, esencial dentro del ámbito escolar: el aprendizaje. En su obra ` Psicología Educativa ´ Woolfolk (1995), establece cuatro planteamientos generales para la motivación escolar, los cuales se describen a continuación. Los adeptos de los planteamientos conductuales explican la motivación con conceptos como `recompensa´ e `incentivo´. Una recompensa es un objeto o evento atractivo que se proporciona como consecuencia de una conducta particular. Un incentivo es un objeto que alienta o desalienta la conducta, la promesa de una calificación alta es un incentivo, recibir la calificación es una recompensa. Por tanto, de acuerdo con la perspectiva conductual, una comprensión de la motivación del estudiante comienza con un análisis cuidadoso de los incentivos y recompensas presentes en la clase. La perspectiva humanista enfatiza fuentes intrínsecas de motivación como las necesidades que la persona tiene de “autorrealización” (Maslow; citado por Woolfolk, et al), la “tendencia de actualización” innata (Rogers y Freiberg; citado por Woolfolk, et al), o la necesidad de “autodeterminación” (Deci, Vallerand, Pelletier y Ryan; citado por Woolfolk, et al). Lo que estas teorías tienen en común es la creencia de que las personas están motivadas de modo continuo por la necesidad innata de explotar su potencial. Así, desde la perspectiva humanista, motivar a los estudiantes implica fomentar sus recursos internos, su sentido de competencia, autoestima, autonomía y realización. Las teorías del aprendizaje social son integraciones de los planteamientos conductuales y cognoscitivo: consideran tanto el interés de los teóricos conductuales con los efectos y resultados o resultados de la conducta, como el interés de los teóricos cognoscitivos en el impacto de las creencias y expectativas individuales. Muchas explicaciones de la motivación de influencia del aprendizaje social pueden caracterizarse como expectativa de valor teórico. Al respecto, Bandura (1993), en su teoría cognoscitiva social, refiere que la motivación se considera como el producto de dos fuerzas principales, la expectativa del individuo de alcanzar una meta y el valor de esa meta para él mismo. En otras palabras, los aspectos importantes para la persona son, ¿si me esfuerzo puedo tener éxito? y ¿si tengo éxito, el resultado será valioso o recompensante?, la motivación es producto de estas dos fuerzas, puesto que si cualquier factor tiene valor cero, no hay motivación para trabajar hacia el objetivo. La motivación es un aspecto importante, puede considerarse como una capacidad que surge momentáneamente donde nuestro autoestima esta al tope y queremos explotar esas ideas, conceptos, planes etc., que nos surgen, esa motivación es la que alumno debe buscar o conseguir en algo que le guste pero referente a lo educativo, como leer, hay personas que les motiva mucho leer, es un mundo nuevo para ellos, así como hay personas que les gusta las matemáticas, otras las ciencias, otras la física, todos deben encontrar una motivación para superar en la escuela y tener un buen rendimiento escolar. El autocontrol Las teorías de atribución del aprendizaje relacionan el ` locus de control ´, es decir, el lugar de control donde la persona ubica el origen de los resultados obtenidos, con el éxito escolar. De acuerdo con Almaguer (1998) si el éxito o fracaso se atribuye a factores internos, el éxito provoca orgullo, aumento de la autoestima y expectativas optimistas sobre el futuro. Si las causas del éxito o fracaso son vistas como externas, la persona se sentirá ` afortunada ´ por su buena suerte cuando tenga éxito y amargada por su destino cruel cuando fracase. En este último caso, el individuo no asume el control o la participación en los resultados de su tarea y cree que es la suerte la que determina lo que sucede (Woolfolk, 1995). Se ha encontrado que los individuos con más altas calificaciones poseen un locus de control interno (Almaguer, 1998). Para comprender la inteligencia, sostiene Goodnow (1976, en Sternberg, 1992), no debemos tener en cuenta los tests mentales, las tareas cognitivas o las medidas basadas en la fisiología, sino más bien las atribuciones que hacen las personas sobre sí mismas y sobre los demás en lo referente a la inteligencia. Por otra parte, existen autores como Goleman (1996), quien en su libro Emotional Intelligence: Why it can matter more than IQ, relacionan el rendimiento académico con la inteligencia emocional y destacan el papel del autocontrol como uno de los componentes a reeducar en los estudiantes: “La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc. Ellas configuran rasgos de carácter como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación social.
En virtud de lo anterior, la síntesis reflexiva gira en torno a educar en el autocontrol, ya que la capacidad de controlar los impulsos aprendida con naturalidad desde la primera infancia constituiría una facultad fundamental en el ser humano, lo que nos lleva a pensar que dicha habilidad debe potenciarse en el proceso de enseñanza aprendizaje con los alumnos, si el propósito es que lleguen a ser personas con una voluntad sólida y capaces de autogobernarse.
El autocontrol es un aspecto importante donde resalta factores influyen y nos atribuyen en lo educativo, debemos ser capaces de manejar problemas y solucionarlos, como lo es el estrés por las exposiciones, a esto nos referimos debemos tener un autocontrol y saber manejar nuestras habilidades cognitivas y sociales. Las habilidades sociales Al hacer mención a la educación, necesariamente hay que referirse a la entidad educativa y a los diferentes elementos que están involucrados en el proceso de enseñanza aprendizaje como los estudiantes, la familia y el ambiente social que lo rodea. La escuela según Levinger (1994), brinda al estudiante la oportunidad de adquirir técnicas, conocimientos, actitudes y hábitos que promuevan el máximo aprovechamiento de sus capacidades y contribuye a neutralizar los efectos nocivos de un ambiente familiar y social desfavorables. En su estudio sobre el ` clima escolar: percepción del estudiante ´ De Giraldo y Mera (2000) concluyen que si las normas son flexibles y adaptables, tienen una mayor aceptación, contribuyen a la socialización, a la autodeterminación y a la adquisición de responsabilidad por parte del estudiante, favoreciendo así la convivencia en el colegio y por tanto el desarrollo de la personalidad; por el contrario si éstas son rígidas, repercuten negativamente, generando rebeldía, inconformidad, sentimientos de inferioridad o facilitando la actuación de la persona en forma diferente a lo que quisiera expresar. Mientras que las relaciones entre los compañeros de grupo son sólo uno de los muchos tipos de relaciones sociales que un alumno debe aprender, no es de sorprenderse saber que los estudios que analizan el estilo en que los padres educan a sus hijos nos permitan tener algunos indicios que ayudan entender el desarrollo de capacidades sociales dentro de un grupo social de niños. En su investigación sobre el papel de los padres en el desarrollo de la competencia social, Moore (1997) refiere que los padres se interesan por las interacciones más tempranas de sus hijos con sus compañeros, pero con el paso del tiempo, se preocupan más por la habilidad de sus hijos a llevare bien con sus compañeros de juego, asimismo Moore (1997) postula que en la crianza de un niño, como en toda tarea, nada funciona siempre. Se puede decir con seguridad, sin embargo, que el modo autoritario de crianza funciona mejor que los otros estilos paternos (pasivo y autoritativo) en lo que es facilitar el desarrollo de la competencia social del niño tanto en casa como en su grupo social. Los altos niveles de afecto, combinados con niveles moderados de control paterno, ayudan a que los padres sean agentes responsables en la crianza de sus hijos y que los niños se vuelvan miembros maduros y competentes de la sociedad. Probablemente, los niños de padres autoritativos, es decir, aquellos cuyos padres intentan evitar las formas de castigo más extremas (ridiculización y/o comparación social negativa) al criarlos, puedan disfrutar de éxito dentro de su grupo social. Hartup (1992) sugiere que las relaciones entre iguales contribuye en gran medida no sólo al desarrollo cognitivo y social sino, además, a la eficacia con la cual funcionamos como adultos, asimismo postula que el mejor predictor infantil de la adaptación adulta no es el cociente de inteligencia (CI), ni las calificaciones de la escuela, ni la conducta en clase, sino la habilidad con que el niño se lleve con otros. Los niños que generalmente son rechazados, agresivos, problemáticos, incapaces de mantener una relación cercana con otros niños y que no pueden establecer un lugar para ellos mismos en la cultura de sus iguales, están en condiciones de alto riesgo (Hartup, 1992). Los riesgos son diversos: salud mental pobre, abandono escolar, bajo rendimiento y otras dificultades escolares, historial laboral pobre y otros (Katz y McClellan, 1991). Dadas las consecuencias a lo largo de la vida, las relaciones deberían considerarse como la primera de las cuatro asignaturas básicas de la educación, es decir, aunada a la lectura, escritura y aritmética. En virtud de que el desarrollo social comienza en los primeros años, es apropiado que todos los programas para la niñez incluyan evaluaciones periódir conocimientos y ponerlos en práctica en la vida real. La investigación sobre el rendimiento académico. En la actualidad existen diversas investigaciones que se dirigen a encontrar explicaciones del bajo rendimiento académico, las cuales van desde estudios exploratorios, descriptivos y correlaciónales hasta estudios explicativos; si bien es cierto que resulta una tarea ardua localizar investigaciones específicas que describan o expliquen la naturaleza de las variables asociadas al éxito o fracaso académico, también es verdad que el acervo teórico y bibliográfico para sustentar una investigación de ésta naturaleza resulta enriquecedor; por lo cual se describen a continuación algunas de ellas. Bricklin y Bricklin (1988) realizaron investigación con alumnos de escuela elemental y encontraron que el grado de cooperación y la apariencia física son factores de influencia en los maestros para considerar a los alumnos como más inteligentes y mejores estudiantes y por ende afectar su rendimiento escolar. Por otra parte, Maclure y Davies (1994), en sus estudios sobre capacidad cognitiva en estudiantes, postulan que el desempeño retrasado (escolar) es sólo la capacidad cognitiva manifiesta del alumno en un momento dado, no es una etiqueta para cualquier característica supuestamente estable o inmutable del potencial definitivo del individuo. Asimismo concluyen que el funcionamiento cognitivo deficiente no está ligado a la cultura ni limitado al aula. Glasser (1985) en su trabajo con jóvenes que manifestaron conductas antisociales y que fracasaron en sus estudios expone: “no acepto la explicación del fracaso comúnmente reconocida ahora, de que esos jóvenes son producto de una situación social que les impide el éxito. Culpar del fracaso a sus hogares, sus localidades, su cultura, sus antecedentes, su raza o su pobreza, es improcedente, por dos razones: a) exime de responsabilidad personal por el fracaso b) no reconoce que el éxito en la escuela es potencialmente accesible a todos los jóvenes. Si los jóvenes pueden adquirir un sentido de responsabilidad suficiente para trabajar de firme en la escuela y si las barreras que se interponen al éxito son retiradas de todas las escuelas, muchas de las condiciones desventajosas pueden ser contrarrestadas”. Estrategias para Mejorar el Rendimiento Académico:
cas, formales e informales, del progreso de los niños en la adquisición de habilidades sociales (Katz y McClellan, 1991).
Asimismo en las instituciones educativas es una práctica común los exámenes de ingreso o admisión, diferentes escuelas secundarias, preparatorias y universidades en México evalúan las habilidades de razonamiento verbal y matemático estimándolos como factores predictivos del futuro rendimiento académico de sus aspirantes. Las habilidades sociales son muy importantes y depende de cada persona saber utilizarlas, si eres bueno adaptando a un contexto educativo y saber exponerlo debes enfocarte en eso, saber adquiri |
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